El auge de la energía solar ha sido clave en la transformación energética de Chile, pero junto a este importante avance, existe un riesgo de convertirnos en un cementerio de paneles fotovoltaicos. La contaminación derivada del desecho de paneles solares es un desafío emergente en Chile, dado el aumento exponencial de su uso en proyectos fotovoltaicos, especialmente en el norte del país, donde contamos con la radiación solar más potente a nivel mundial. Con más de 12,5 millones de módulos instalados y una proyección que anticipa 500 mil toneladas de desechos para 2030, con un peak de 120 mil toneladas en 2046, según cifras del informe de RIGK e In-Data, la acumulación de residuos en el norte del país amenaza con transformar el desierto en un basural de alta tecnología. Este desafío, que combina innovación, sostenibilidad y responsabilidad, es una oportunidad para que la academia, la industria y el Estado colaboren en soluciones que cierren el ciclo de vida de la tecnología solar, evitando que un proyecto verde se vuelva un problema medioambiental. Los paneles tienen una vida útil de que rodea los 30 años, y en su composición contienen materiales como silicio, aluminio, vidrio y metales pesados, tales como plomo, cadmio, telurio, que, si no se gestionan adecuadamente, pueden liberar sustancias tóxicas al suelo y agua, afectando ecosistemas y salud humana. La acumulación de estos residuos, especialmente en el desierto de Atacama, representa un riesgo ambiental, ya que no se conoce completamente su degradación natural. Actualmente, Chile enfrenta limitaciones significativas en la gestión de estos residuos debido a la ausencia de una infraestructura robusta de reciclaje. Los paneles desechados a menudo terminan en vertederos o áreas desérticas. En otros países estos desechos son clasificados como desechos peligrosos. La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP), promulgada en 2016, busca abordar este problema al incluir los paneles solares como productos prioritarios, exigiendo a productores e importadores responsabilidad en la gestión de residuos. Sin embargo, la normativa actual no especifica claramente las acciones de reciclaje o disposición final, dejando la responsabilidad a iniciativas individuales de las empresas, lo que limita su efectividad. Así, es necesario incentivar el proceso de reciclaje de estas tecnologías que están inundando grandes espacios en nuestro desierto. Pese a estas carencias, se están implementando iniciativas para mitigar el impacto ambiental. Algunas propuestas promueven una economía circular, como la “minería urbana”, que busca recuperar materiales valiosos (silicio, aluminio, cobre) de los paneles desechados, con un potencial de generar beneficios económicos de hasta US$29 millones y 6.700 empleos en los primeros años. Además, se están explorando opciones de reutilización de paneles aún funcionales en aplicaciones de menor escala, como alumbrado público o viviendas, aunque la fragilidad de las celdas fotovoltaicas limita esta práctica. Empresas y asociaciones están comenzando a desarrollar procesos de reciclaje que incluyen desmontaje, separación de componentes y tratamiento de materiales tóxicos, pero aún no existen plantas de reciclaje a gran escala en nuestro país. El desarrollo de estas capacidades requiere una colaboración público-privada efectiva, donde el Estado lidere con políticas claras, las empresas inviertan en tecnología, y las universidades aporten conocimiento de frontera. Para fortalecer la gestión de residuos fotovoltaicos, Chile necesita avanzar en políticas públicas más específicas y en la creación de infraestructura especializada. El Ministerio de Medio Ambiente está trabajando en un reglamento para regular el manejo de residuos electrónicos, incluyendo paneles solares, en el marco de la Ley REP, con discusiones previstas para establecer metas de valorización. Sin embargo, aún no es suficiente. Diseñar paneles más reciclables desde su origen es un desafío técnico y ético que debe ser abordado desde la academia y la industria, pensando en una transición justa que no deje pasivos ambientales. Mientras tanto, la educación y concienciación pública sobre la importancia de elegir fabricantes con programas de reciclaje son cruciales para minimizar el impacto ambiental y aprovechar las oportunidades económicas de una gestión sostenible de los desechos solares. Columna de opinión por Eduardo Schott, investigador SERC Chile y académico UC.
Entre el 4 y el 6 de junio de 2025, los profesionales chilenos Erik Mella y Felipe Valencia, de la Corporación ATAMOSTEC, se encuentran participando en una experiencia internacional de intercomparación de piranómetros, instrumentos fundamentales para medir la radiación solar, en el marco del proyecto CACTUS. La actividad se desarrolla en la ciudad de Bogotá, Colombia, y reúne a destacados laboratorios e instituciones de América Latina y Europa, incluyendo a la Universidad Nacional de Colombia (a través de sus laboratorios LABE y LIATER), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM), y ATAMOSTEC como representante de Chile. El objetivo de esta instancia técnica es intercambiar conocimientos y estandarizar procedimientos de uso y calibración de radiometría solar, elemento clave para garantizar mediciones precisas en sistemas fotovoltaicos y asegurar su eficiencia y calidad. En particular, esta intercomparación se enfoca en piranómetros, dispositivos esenciales para evaluar el recurso solar. Felipe Valencia explicó que “esta experiencia permite comparar metodologías entre distintas instituciones y compartir procedimientos y herramientas para garantizar que los resultados de calibración de los instrumentos sean correctos, lo que tiene un impacto directo en la calidad de los datos solares para la industria energética”. Por su parte, Erik Mella señaló: “La visita se realiza en el contexto de transferencia de conocimiento dentro del proyecto CACTUS. Esta intercomparación se lleva a cabo en el Laboratorio de Ensayos Eléctricos (LABE) en Bogotá, donde participan representantes de distintas entidades de la región. En esta instancia se comparten prácticas utilizadas por LABE para la calibración de piranómetros, lo que contribuye a la armonización técnica regional”. La actividad forma parte del proyecto CACTUS, una iniciativa internacional que busca generar estándares comunes para la evaluación de sistemas fotovoltaicos en países europeos y latinoamericanos. El proyecto considera no solo la medición del recurso solar, sino también otros aspectos críticos como diseño, instalación, mantenimiento y validación de desempeño. Además de esta intercomparación técnica, los representantes de ATAMOSTEC participarán en la asamblea general del proyecto CACTUS y en el congreso internacional EnerTrends 2025, dedicado a los avances en sistemas fotovoltaicos. “Mi rol en esta oportunidad es contribuir en estas instancias técnicas, comparar metodologías para la calibración de instrumentos de radiometría y adoptar las mejores prácticas para implementarlas en las plataformas de prueba de ATAMOSTEC en Chile”, concluyó Valencia.
En el auditorio Vladimir Saavedra del Campus Coloso de la Universidad de Antofagasta, se realizó una nueva jornada de IngeniumLab, una iniciativa dirigida a estudiantes de la asignatura Emprendimiento II de la Facultad de Ingeniería (FACING). En esta ocasión, José Antonio Díaz, Gerente General del Centro de Entrenamiento Industrial y Minero (CEIM), presentó tres desafíos estratégicos de la institución con el objetivo de vincular tempranamente a los estudiantes con necesidades reales de las organizaciones, fomentando el desarrollo de soluciones innovadoras. Durante su exposición, Díaz profundizó en la misión y el enfoque estratégico de CEIM, detallando los tres retos propuestos para el desarrollo estudiantil: el primero, orientado al levantamiento de información sobre procesos operativos, con miras a la eficiencia y mejora en la gestión organizacional, el segundo, enfocado en la optimización del uso de maquinaria, talleres y recursos instruccionales, y el tercero, vinculado a la medición del impacto de la capacitación técnica en los resultados del negocio. “Esta iniciativa nos abre horizontes. El cuestionarse procesos internos de nuestra institución, con una mirada externa, con una mirada joven, con metodologías nuevas, es tremendamente provechoso. No solamente para esas generaciones de profesionales futuros, sino que para nosotros como institución. La vida es un cambio y por lo tanto uno tiene que ir adaptándose con el tiempo y la adaptación con el tiempo tiene que ver con miradas nuevas”, explicó José Antonio Díaz, Gerente General de CEIM. Al respecto, la decana de la facultad, Dra. Marinka Varas Parra, además de destacar esta actividad como un hito para la casa de estudios, valoró positivamente la propuesta educativa. “Son clases materiales porque son prácticas, son talleres para lograr desarrollar las habilidades que se necesitan para la innovación y el ecosistema en el ámbito que estamos construyendo, con decisión y visión de futuro, por lo que celebramos con entusiasmo la consolidación de espacios como éste, que promueven la articulación entre la academia, la industria y el talento local”. Colaboración Así, IngeniumLab representa una valiosa instancia de vinculación entre la academia las industrias y el ecosistema de innovación regional. Héctor Aravena, Gerente General de la empresa StartupLink Chile y director de IngeniumLab agregó que, “Estos desafíos hoy en día involucran esta nueva mirada que quiere adoptar CEIM, de poder integrar capacidad y talento joven en sus procesos, en el desarrollo también de nuevos productos y servicios, y en base a su interés y potencial, definirán qué proyectos son interesantes para poder implementarlos dentro de la empresa, con el afán de fortalecer su competitividad”. IngeniumLab IngeniumLab es una iniciativa crucial que conecta la academia con los desafíos reales de la industria regional a través de la creación de soluciones innovadoras. Ejecutada por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antofagasta junto a StartupLink Chile, cuenta también con la participación del Centro Integrado de Pilotaje de Tecnologías Mineras (CIPTEMIN) y Aguas Antofagasta, sumándose CEIM como un actor clave. Este programa contempla que los estudiantes desarrollen propuestas y soluciones tecnológicas concretas, orientadas a abordar los desafíos en sostenibilidad, medio ambiente y economía circular, reafirmando el compromiso con el futuro productivo y ambiental de la región.
En el Día Mundial de las Abejas, el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, presenta la “Guía de Buenas Prácticas sobre Bienestar Animal en Sistemas de Producción Apícola”, una iniciativa pionera en Latinoamérica que entrega orientaciones para promover y mantener el bienestar de las abejas en todas las etapas productivas, y que fue elaborado por profesionales de la División de Protección Pecuaria del SAG en conjunto con la Federación Red Apícola Nacional. El objetivo de este documento es proteger a estos importantes polinizadores, cuya labor es clave para la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas. El Director Nacional (s) del SAG, Rodrigo Sotomayor, expresó su satisfacción por este avance, “hoy damos un paso más, y de gran relevancia, en la protección de las abejas, polinizadores fundamentales para el desarrollo agrícola y el equilibrio de nuestros ecosistemas. Con esta guía buscamos resguardar su bienestar, lo cual se suma a otras acciones impulsadas por el Ministerio de Agricultura, como la Ley Apícola promulgada en octubre de 2022, reafirmando nuestro compromiso con el desarrollo de una apicultura productiva y sustentable”. La guía está dirigida a productores y productoras apícolas, responsables de tomar decisiones claves para el bienestar de las abejas, considerando su alimentación, los manejos productivos y sanitarios, así como el emplazamiento y transporte de las colmenas. Todas estas acciones son fundamentales para un manejo adecuado de estos polinizadores, lo que permite avanzar hacia una producción más sustentable en el rubro apícola. La importancia de las colmenas El documento técnico, que se encuentra disponible en el sitio web del SAG para su descarga en forma gratuita, otorga especial relevancia al cuidado de la colmena, ya que es un elemento clave para comprender la aplicación del concepto de “bienestar animal” en las abejas (Apis mellifera). La colmena funciona como un organismo vivo, es decir, una unidad biológica funcional que puede entenderse como un animal: un sistema altamente organizado, capaz de alimentarse, reproducirse, desarrollarse, defenderse, adaptarse, procesar información y comunicarse con su entorno de forma social y coordinada. Esta interacción es dinámica y depende de las experiencias previas, las circunstancias actuales y futuras que los individuos que conforman la colmena adquieren como organismo. Cuando se rompe el equilibrio de la colmena con su entorno, se deteriora su salud y repercute en su reproducción y productividad. Las prácticas de la apicultura han cambiado a lo largo de los años, las decisiones de manejo, la atención a las necesidades nutricionales y de salud, siguen siendo requisitos importantes a los que debe enfrentarse cada apicultor/a con sus colmenas, optando por aspectos vinculados con el bienestar animal. Con ello también existen aspectos generales que conciernen al bienestar de la colmena durante el movimiento o transporte de éstas. En consecuencia, el bienestar de las abejas constituye un desafío sanitario y productivo que requiere de la atención del rubro apícola, por ello el SAG realiza este aporte poniendo a disposición de todo público esta “Guía de Buenas Prácticas sobre Bienestar Animal en Sistemas de Producción Apícola” en www.sag.cl.
Durante el mes de abril, el Diplomado de Innovación Social ha contado con un ciclo de ponencias y talleres que destacan experiencias concretas de innovación social en la Región de Antofagasta y otros territorios del país, abordando desafíos y oportunidades desde una perspectiva multihélice. El viernes 4 de abril, la jornada inició con María José Godoy, Jefa de Proyectos en Economía Circular y Vinculación Territorial de Kyklos SPA, quien presentó experiencias de innovación con fuerte protagonismo comunitario. Le siguió Maximiliano Moyano, director del Instituto de Astronomía de la UCN, quien expuso sobre las potencialidades de la astronomía para la innovación social en la región. También participó Arturo Soto, fundador del Proyecto Budeo, destacando el valor de los saberes locales para la innovación inclusiva. Finalmente, Emilio Ricci, director de la Plataforma de Innovación Social, lideró un taller práctico orientado a reconocer los recursos y capacidades locales. El sábado 5 de abril, el enfoque se trasladó a los desafíos institucionales, con la participación de Freddy Arteaga, del Gobierno Regional de Antofagasta, quien reflexionó sobre la estrategia de desarrollo regional. En tanto, Pedro Valdés, director regional del Servicio del Patrimonio en La Araucanía, abordó la importancia de observar y poner en valor el patrimonio local como motor de innovación. Las sesiones continuaron el viernes 25 de abril, destacando la colaboración público-privada en el impulso de la innovación. En esta jornada participaron Juan Ignacio Zamorano (CORFO Antofagasta), Aníbal Chamorro (Asociación de Industriales de Mejillones), Martín Vega (Pimiento Tour), y Leslie Plaza (Redimir Norte), quienes compartieron diversas experiencias locales de desarrollo con impacto social. Nuevamente, Emilio Ricci abrió la jornada con una charla sobre cooperación para la innovación social. El ciclo concluyó el sábado 26 de abril con una sesión conjunta liderada por Emilio Ricci y Pedro Valdés, centrada en la construcción de acuerdos entre múltiples actores para promover la cooperación y el desarrollo en los territorios. Este Diplomado se posiciona como una instancia clave para fortalecer capacidades locales, articular redes y visibilizar iniciativas que impulsan el desarrollo sostenible desde lo comunitario.
El auge de la energía solar ha sido clave en la transformación energética de Chile, pero junto a este importante avance, existe un riesgo de convertirnos en un cementerio de paneles fotovoltaicos. La contaminación derivada del desecho de paneles solares es un desafío emergente en Chile, dado el aumento exponencial de su uso en proyectos fotovoltaicos, especialmente en el norte del país, donde contamos con la radiación solar más potente a nivel mundial. Con más de 12,5 millones de módulos instalados y una proyección que anticipa 500 mil toneladas de desechos para 2030, con un peak de 120 mil toneladas en 2046, según cifras del informe de RIGK e In-Data, la acumulación de residuos en el norte del país amenaza con transformar el desierto en un basural de alta tecnología. Este desafío, que combina innovación, sostenibilidad y responsabilidad, es una oportunidad para que la academia, la industria y el Estado colaboren en soluciones que cierren el ciclo de vida de la tecnología solar, evitando que un proyecto verde se vuelva un problema medioambiental. Los paneles tienen una vida útil de que rodea los 30 años, y en su composición contienen materiales como silicio, aluminio, vidrio y metales pesados, tales como plomo, cadmio, telurio, que, si no se gestionan adecuadamente, pueden liberar sustancias tóxicas al suelo y agua, afectando ecosistemas y salud humana. La acumulación de estos residuos, especialmente en el desierto de Atacama, representa un riesgo ambiental, ya que no se conoce completamente su degradación natural. Actualmente, Chile enfrenta limitaciones significativas en la gestión de estos residuos debido a la ausencia de una infraestructura robusta de reciclaje. Los paneles desechados a menudo terminan en vertederos o áreas desérticas. En otros países estos desechos son clasificados como desechos peligrosos. La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP), promulgada en 2016, busca abordar este problema al incluir los paneles solares como productos prioritarios, exigiendo a productores e importadores responsabilidad en la gestión de residuos. Sin embargo, la normativa actual no especifica claramente las acciones de reciclaje o disposición final, dejando la responsabilidad a iniciativas individuales de las empresas, lo que limita su efectividad. Así, es necesario incentivar el proceso de reciclaje de estas tecnologías que están inundando grandes espacios en nuestro desierto. Pese a estas carencias, se están implementando iniciativas para mitigar el impacto ambiental. Algunas propuestas promueven una economía circular, como la “minería urbana”, que busca recuperar materiales valiosos (silicio, aluminio, cobre) de los paneles desechados, con un potencial de generar beneficios económicos de hasta US$29 millones y 6.700 empleos en los primeros años. Además, se están explorando opciones de reutilización de paneles aún funcionales en aplicaciones de menor escala, como alumbrado público o viviendas, aunque la fragilidad de las celdas fotovoltaicas limita esta práctica. Empresas y asociaciones están comenzando a desarrollar procesos de reciclaje que incluyen desmontaje, separación de componentes y tratamiento de materiales tóxicos, pero aún no existen plantas de reciclaje a gran escala en nuestro país. El desarrollo de estas capacidades requiere una colaboración público-privada efectiva, donde el Estado lidere con políticas claras, las empresas inviertan en tecnología, y las universidades aporten conocimiento de frontera. Para fortalecer la gestión de residuos fotovoltaicos, Chile necesita avanzar en políticas públicas más específicas y en la creación de infraestructura especializada. El Ministerio de Medio Ambiente está trabajando en un reglamento para regular el manejo de residuos electrónicos, incluyendo paneles solares, en el marco de la Ley REP, con discusiones previstas para establecer metas de valorización. Sin embargo, aún no es suficiente. Diseñar paneles más reciclables desde su origen es un desafío técnico y ético que debe ser abordado desde la academia y la industria, pensando en una transición justa que no deje pasivos ambientales. Mientras tanto, la educación y concienciación pública sobre la importancia de elegir fabricantes con programas de reciclaje son cruciales para minimizar el impacto ambiental y aprovechar las oportunidades económicas de una gestión sostenible de los desechos solares. Columna de opinión por Eduardo Schott, investigador SERC Chile y académico UC.
Entre el 4 y el 6 de junio de 2025, los profesionales chilenos Erik Mella y Felipe Valencia, de la Corporación ATAMOSTEC, se encuentran participando en una experiencia internacional de intercomparación de piranómetros, instrumentos fundamentales para medir la radiación solar, en el marco del proyecto CACTUS. La actividad se desarrolla en la ciudad de Bogotá, Colombia, y reúne a destacados laboratorios e instituciones de América Latina y Europa, incluyendo a la Universidad Nacional de Colombia (a través de sus laboratorios LABE y LIATER), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM), y ATAMOSTEC como representante de Chile. El objetivo de esta instancia técnica es intercambiar conocimientos y estandarizar procedimientos de uso y calibración de radiometría solar, elemento clave para garantizar mediciones precisas en sistemas fotovoltaicos y asegurar su eficiencia y calidad. En particular, esta intercomparación se enfoca en piranómetros, dispositivos esenciales para evaluar el recurso solar. Felipe Valencia explicó que “esta experiencia permite comparar metodologías entre distintas instituciones y compartir procedimientos y herramientas para garantizar que los resultados de calibración de los instrumentos sean correctos, lo que tiene un impacto directo en la calidad de los datos solares para la industria energética”. Por su parte, Erik Mella señaló: “La visita se realiza en el contexto de transferencia de conocimiento dentro del proyecto CACTUS. Esta intercomparación se lleva a cabo en el Laboratorio de Ensayos Eléctricos (LABE) en Bogotá, donde participan representantes de distintas entidades de la región. En esta instancia se comparten prácticas utilizadas por LABE para la calibración de piranómetros, lo que contribuye a la armonización técnica regional”. La actividad forma parte del proyecto CACTUS, una iniciativa internacional que busca generar estándares comunes para la evaluación de sistemas fotovoltaicos en países europeos y latinoamericanos. El proyecto considera no solo la medición del recurso solar, sino también otros aspectos críticos como diseño, instalación, mantenimiento y validación de desempeño. Además de esta intercomparación técnica, los representantes de ATAMOSTEC participarán en la asamblea general del proyecto CACTUS y en el congreso internacional EnerTrends 2025, dedicado a los avances en sistemas fotovoltaicos. “Mi rol en esta oportunidad es contribuir en estas instancias técnicas, comparar metodologías para la calibración de instrumentos de radiometría y adoptar las mejores prácticas para implementarlas en las plataformas de prueba de ATAMOSTEC en Chile”, concluyó Valencia.
En el auditorio Vladimir Saavedra del Campus Coloso de la Universidad de Antofagasta, se realizó una nueva jornada de IngeniumLab, una iniciativa dirigida a estudiantes de la asignatura Emprendimiento II de la Facultad de Ingeniería (FACING). En esta ocasión, José Antonio Díaz, Gerente General del Centro de Entrenamiento Industrial y Minero (CEIM), presentó tres desafíos estratégicos de la institución con el objetivo de vincular tempranamente a los estudiantes con necesidades reales de las organizaciones, fomentando el desarrollo de soluciones innovadoras. Durante su exposición, Díaz profundizó en la misión y el enfoque estratégico de CEIM, detallando los tres retos propuestos para el desarrollo estudiantil: el primero, orientado al levantamiento de información sobre procesos operativos, con miras a la eficiencia y mejora en la gestión organizacional, el segundo, enfocado en la optimización del uso de maquinaria, talleres y recursos instruccionales, y el tercero, vinculado a la medición del impacto de la capacitación técnica en los resultados del negocio. “Esta iniciativa nos abre horizontes. El cuestionarse procesos internos de nuestra institución, con una mirada externa, con una mirada joven, con metodologías nuevas, es tremendamente provechoso. No solamente para esas generaciones de profesionales futuros, sino que para nosotros como institución. La vida es un cambio y por lo tanto uno tiene que ir adaptándose con el tiempo y la adaptación con el tiempo tiene que ver con miradas nuevas”, explicó José Antonio Díaz, Gerente General de CEIM. Al respecto, la decana de la facultad, Dra. Marinka Varas Parra, además de destacar esta actividad como un hito para la casa de estudios, valoró positivamente la propuesta educativa. “Son clases materiales porque son prácticas, son talleres para lograr desarrollar las habilidades que se necesitan para la innovación y el ecosistema en el ámbito que estamos construyendo, con decisión y visión de futuro, por lo que celebramos con entusiasmo la consolidación de espacios como éste, que promueven la articulación entre la academia, la industria y el talento local”. Colaboración Así, IngeniumLab representa una valiosa instancia de vinculación entre la academia las industrias y el ecosistema de innovación regional. Héctor Aravena, Gerente General de la empresa StartupLink Chile y director de IngeniumLab agregó que, “Estos desafíos hoy en día involucran esta nueva mirada que quiere adoptar CEIM, de poder integrar capacidad y talento joven en sus procesos, en el desarrollo también de nuevos productos y servicios, y en base a su interés y potencial, definirán qué proyectos son interesantes para poder implementarlos dentro de la empresa, con el afán de fortalecer su competitividad”. IngeniumLab IngeniumLab es una iniciativa crucial que conecta la academia con los desafíos reales de la industria regional a través de la creación de soluciones innovadoras. Ejecutada por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antofagasta junto a StartupLink Chile, cuenta también con la participación del Centro Integrado de Pilotaje de Tecnologías Mineras (CIPTEMIN) y Aguas Antofagasta, sumándose CEIM como un actor clave. Este programa contempla que los estudiantes desarrollen propuestas y soluciones tecnológicas concretas, orientadas a abordar los desafíos en sostenibilidad, medio ambiente y economía circular, reafirmando el compromiso con el futuro productivo y ambiental de la región.
En el Día Mundial de las Abejas, el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, presenta la “Guía de Buenas Prácticas sobre Bienestar Animal en Sistemas de Producción Apícola”, una iniciativa pionera en Latinoamérica que entrega orientaciones para promover y mantener el bienestar de las abejas en todas las etapas productivas, y que fue elaborado por profesionales de la División de Protección Pecuaria del SAG en conjunto con la Federación Red Apícola Nacional. El objetivo de este documento es proteger a estos importantes polinizadores, cuya labor es clave para la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas. El Director Nacional (s) del SAG, Rodrigo Sotomayor, expresó su satisfacción por este avance, “hoy damos un paso más, y de gran relevancia, en la protección de las abejas, polinizadores fundamentales para el desarrollo agrícola y el equilibrio de nuestros ecosistemas. Con esta guía buscamos resguardar su bienestar, lo cual se suma a otras acciones impulsadas por el Ministerio de Agricultura, como la Ley Apícola promulgada en octubre de 2022, reafirmando nuestro compromiso con el desarrollo de una apicultura productiva y sustentable”. La guía está dirigida a productores y productoras apícolas, responsables de tomar decisiones claves para el bienestar de las abejas, considerando su alimentación, los manejos productivos y sanitarios, así como el emplazamiento y transporte de las colmenas. Todas estas acciones son fundamentales para un manejo adecuado de estos polinizadores, lo que permite avanzar hacia una producción más sustentable en el rubro apícola. La importancia de las colmenas El documento técnico, que se encuentra disponible en el sitio web del SAG para su descarga en forma gratuita, otorga especial relevancia al cuidado de la colmena, ya que es un elemento clave para comprender la aplicación del concepto de “bienestar animal” en las abejas (Apis mellifera). La colmena funciona como un organismo vivo, es decir, una unidad biológica funcional que puede entenderse como un animal: un sistema altamente organizado, capaz de alimentarse, reproducirse, desarrollarse, defenderse, adaptarse, procesar información y comunicarse con su entorno de forma social y coordinada. Esta interacción es dinámica y depende de las experiencias previas, las circunstancias actuales y futuras que los individuos que conforman la colmena adquieren como organismo. Cuando se rompe el equilibrio de la colmena con su entorno, se deteriora su salud y repercute en su reproducción y productividad. Las prácticas de la apicultura han cambiado a lo largo de los años, las decisiones de manejo, la atención a las necesidades nutricionales y de salud, siguen siendo requisitos importantes a los que debe enfrentarse cada apicultor/a con sus colmenas, optando por aspectos vinculados con el bienestar animal. Con ello también existen aspectos generales que conciernen al bienestar de la colmena durante el movimiento o transporte de éstas. En consecuencia, el bienestar de las abejas constituye un desafío sanitario y productivo que requiere de la atención del rubro apícola, por ello el SAG realiza este aporte poniendo a disposición de todo público esta “Guía de Buenas Prácticas sobre Bienestar Animal en Sistemas de Producción Apícola” en www.sag.cl.
Durante el mes de abril, el Diplomado de Innovación Social ha contado con un ciclo de ponencias y talleres que destacan experiencias concretas de innovación social en la Región de Antofagasta y otros territorios del país, abordando desafíos y oportunidades desde una perspectiva multihélice. El viernes 4 de abril, la jornada inició con María José Godoy, Jefa de Proyectos en Economía Circular y Vinculación Territorial de Kyklos SPA, quien presentó experiencias de innovación con fuerte protagonismo comunitario. Le siguió Maximiliano Moyano, director del Instituto de Astronomía de la UCN, quien expuso sobre las potencialidades de la astronomía para la innovación social en la región. También participó Arturo Soto, fundador del Proyecto Budeo, destacando el valor de los saberes locales para la innovación inclusiva. Finalmente, Emilio Ricci, director de la Plataforma de Innovación Social, lideró un taller práctico orientado a reconocer los recursos y capacidades locales. El sábado 5 de abril, el enfoque se trasladó a los desafíos institucionales, con la participación de Freddy Arteaga, del Gobierno Regional de Antofagasta, quien reflexionó sobre la estrategia de desarrollo regional. En tanto, Pedro Valdés, director regional del Servicio del Patrimonio en La Araucanía, abordó la importancia de observar y poner en valor el patrimonio local como motor de innovación. Las sesiones continuaron el viernes 25 de abril, destacando la colaboración público-privada en el impulso de la innovación. En esta jornada participaron Juan Ignacio Zamorano (CORFO Antofagasta), Aníbal Chamorro (Asociación de Industriales de Mejillones), Martín Vega (Pimiento Tour), y Leslie Plaza (Redimir Norte), quienes compartieron diversas experiencias locales de desarrollo con impacto social. Nuevamente, Emilio Ricci abrió la jornada con una charla sobre cooperación para la innovación social. El ciclo concluyó el sábado 26 de abril con una sesión conjunta liderada por Emilio Ricci y Pedro Valdés, centrada en la construcción de acuerdos entre múltiples actores para promover la cooperación y el desarrollo en los territorios. Este Diplomado se posiciona como una instancia clave para fortalecer capacidades locales, articular redes y visibilizar iniciativas que impulsan el desarrollo sostenible desde lo comunitario.